LA CABALA CRISTIANA FEDERICO GONZALEZ - MIREIA VALLS |
CAPITULO VII |
Viaje circular |
Es inevitable que en un libro de estas características se produzcan saltos adelante y retrocesos en el tiempo, ejercicios que evidencian la relatividad del transcurrir temporal o su mera razón de ser simbólica, y a los que nos sumamos como un ingenioso juego del pensamiento, que en su ficticio vaivén (puesto que lo único real es el instante presente) figura el despliegue de las efusiones o ideas, las que al conjugarse entre sí coagulan en distintas formas, e inclusive en acontecimientos espacio-temporales que tocan la vida de los seres humanos, sirviéndoles de muletas para remontarse al ámbito eterno e inefable del Misterio. Decimos esto porque tras seguir los influjos de la Cábala en el pre-renacimiento y ver luego sus magníficos brillos en el Renacimiento italiano, pasando también por la geografía alemana y por esos sorprendentes parajes internos que nos han evocado los magos y alquimistas del capítulo anterior, fijamos ahora la atención en Francia, donde encontramos igualmente una constelación de personajes inmersos en las corrientes espirituales que circulaban como ondas invisibles pero potentes, tal la de la Cábala que venimos estudiando. Pero, ¿retornó a Francia la Cábala que en los círculos judíos de la Provenza de finales del siglo XII y principios del XIII se había estado gestando con tanta fuerza? Esos cabalistas, como Isaac el ciego y su familia, o los del misterioso grupo de Iyyun, habían empezado a escribir sus meditaciones sobre el modelo del Arbol de la Vida, y sus enseñanzas se propagaron a través de diversos emisarios a los judíos de Gerona, ciudad que junto con otras catalanas y luego muchas de Sefarad, verían crecer una importantísima literatura cabalística que llegaría no sólo a los hebreos sino a otros sabios cristianos, gnósticos y herméticos habitantes de esas tierras, los que reconocieron en la Cábala un precioso coadyuvante para sus inquietudes y búsquedas espirituales. Después llega la cruenta expulsión, a la que nos referiremos en el capítulo de la Cábala en España, y la diáspora, y con ella la siembra de muchos de esos logros intelectuales por toda Europa. Francia recibe también a numerosas familias judías, tema éste que merecería ser estudiado en mayor profundidad, pero en lo referente a la simbólica cabalística, vemos que efectivamente el reflujo le llega sobre todo desde Italia, y en especial a través de la espectacular labor de Pico y de Ficino, cuyas investigaciones y dedicaciones mágico-teúrgicas y cabalísticas atrajeron el interés de varios estudiosos franceses, entre los cuales Jacques Lefèvre D'Etaples, con el cual empezamos nuestro periplo galo. La Cábala medieval de Provenza, tras las adaptaciones y conjunciones con otras simbólicas, tiempos y espacios, retorna a esta geografía en la que se manifestará bajo su ropaje más claramente cristiano. |
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